Cada vez más pediatras recomiendan a los padres llevar a su hijo al fisio pero, ¿En qué situaciones podemos ser de mayor utilidad?
Catarros, bronquitis y bronquiolitis:
Realizando un correcto lavado nasal y con la aplicación de técnicas eficaces e indoloras de fisioterapia respiratoria, conseguimos evacuar las secreciones de las vías respiratorias y prevenir la infección y la obstrucción de las mismas, mejorando así la ventilación y el estado general del niño.
Cólicos del lactante y gases:
Los cólicos del lactante son contracciones dolorosas del abdomen que padece el bebé durante las 12 primeras semanas de vida. Se cree que la causa principal es la inmadurez del sistema digestivo. Mediante técnicas de terapia manual y masaje mejoramos el transito intestinal así como la calidad del sueño y descanso de la familia.
Tortícolis Congénita:
Es una alteración en el cuello, concretamente en el músculo esternocleidomastoideo, que se manifiesta durante los primeros meses de vida. El bebé suele tener la cabeza siempre inclinada hacia el mismo lado y le cuesta girar el cuello. Con técnicas de terapia manual y ejercicios de estiramientos, conseguimos normalizar esa alteración muscular, previniendo la aparición de posibles complicaciones como la plagiocefalia o el aplanamiento de una parte del cráneo del bebé.