Clinica Physed

El dolor del cuerpo. El dolor del alma.

EL DOLOR DEL CUERPO. EL DOLOR DEL ALMA


Hay dolores que se ven: una lesión, una fractura, un músculo que grita.
Y hay otros que no se ven. Que se sienten por dentro como un puñal en el pecho, como un nudo en la garganta o un temblor en el cuerpo.
Dolores que no tienen nombre, pero habitan en nosotros.
Dolores que el cuerpo recuerda, aunque la mente intente seguir.

En Physed tratamos ambos.
Y por eso hoy quiero hablar de esto.
Del dolor.

No desde lo clínico, sino desde lo humano.
Desde el lugar donde yo también soy paciente.
Soy cuerpo. Soy alma. Soy madre. Soy historia.

Hace unos años, viví el mayor dolor de mi vida:
parí a mi hija Lucía sabiendo que el encuentro sería también la despedida.

No tengo palabras suficientes para explicar lo que algo así te hace por dentro.
Lo que duele respirar.
Cómo se rompe el tiempo.
Cómo se cambia por dentro para siempre.

Y aun sin fuerzas, volví.

Volví por mis hijos.
Volví por mi familia.
Y también volví a esta clínica. A Physed.
Porque este lugar es mucho más que un trabajo: es parte de mí.
Aquí me sostengo cuando no puedo sostenerme.
Aquí lloro entre pacientes, y sonrío cuando no tengo fuerzas.
Aquí encuentro sentido… incluso cuando todo parecía haberlo perdido.

El cuerpo guarda todo

Muchas veces llegan personas con dolores que no se ven en una ecografía, ni en una resonancia, ni en una prueba médica.

Y aquí las escuchamos.
Porque sabemos lo que es tener el cuerpo gritando por dentro.
Sabemos lo que es sufrir en silencio.
Y sabemos que el dolor físico y el emocional no están separados: son parte del mismo mapa.

Por eso, cuando alguien entra en Physed, lo primero que hacemos no es una valoración.
Lo primero que hacemos es mirar a los ojos.
Escuchar.
Y estar
.

En Physed, cuidamos desde ese lugar.

No somos solo fisioterapeutas.
No somos solo profesionales.
Somos personas que han vivido.
Personas que han sentido y sienten dolor.
Personas que cuidan a personas
.

Y esto lo cambia todo.

En Physed no hay juicio.
Hay espacio. Hay escucha.
Hay acompañamiento real.

Si vienes con un esguince… o con un alma rota, estás en tu sitio.
Aquí hay manos que te entienden.
Y un equipo que no mira solo síntomas,
sino que mira vidas.

Aquí, en Physed, hay lugar para ti.

Porque hemos aprendido que el dolor no se cura.
Se abraza.
Se escucha.
Y poco a poco…
se transforma.

Gracias por estar aquí.
Gracias por leernos.
Y gracias por confiar en un equipo que no solo sabe tratar…
sino también acompañar.

💛 Déjate cuidar por nosotros.