La diabetes mellitus es una alteración metabólica que conlleva problemas en el control de la glucemia y que principalmente genera un aumento del nivel de azúcar en sangre, es decir, una hiperglucemia. Con el tiempo esta situación puede dañar de manera grave diversos órganos y sistemas, por lo que es importante seguir un adecuado tratamiento para el control del diabético. Existen diversos tipos de diabetes:
• DIABETES TIPO I (diabetes juvenil o insulina-dependiente): En este caso se produce un fallo en el páncreas, el cual no es capaz de producir la insulina suficiente para poder regular la absorción de la glucosa por las células, requiriendo diariamente el suministro de insulina.
• DIABETES TIPO II (diabetes de la madurez o no insulina-dependiente): El páncreas produce insulina pero esta es utilizada de manera ineficaz o no se produce la suficiente Este tipo de diabetes representa el 90% de los casos mundiales y se relaciona con el peso corporal excesivo y la inactividad física.
• PREDIABETICOS (glucosa-intolerantes): se trata de un estado de transición entre la normalidad y la diabetes. Existe riesgo de progresar hacia la diabetes tipo II.
• DIABETES GESTACIONAL aparece durante el embarazo. Por lo general desaparece tras el parto, pero existe mayor riesgo de aparición más adelante.
¿POR QUÉ REALIZAR EJERCICIO FÍSICO?
Está demostrado que la actividad física habitual y adaptada a las características de cada persona contribuye a la mejora de la salud de las mismas.
En el paciente diabético la actividad física puede suponer, principalmente, los siguientes beneficios:
- Mejora del control glucémico.
- Disminución del requerimiento de insulina y mejora de la sensibilidad a la misma.
- Aumento del gasto calórico ayudando a mantener el peso adecuado.
- Mantenimiento de los niveles adecuados de colesterol, triglicéridos y tensión arterial.
- Disminución del riesgo cardiovascular.
- Mejora de la calidad de vida implicando beneficios a nivel psicológico y social.
Se recomienda que el gasto calórico semanal por ejercicio físico sea de al menos 1000 calorías.
Tipo de ejercicio: En ausencia de contraindicaciones, la elección del tipo de ejercicio físico se basa en las preferencias personales, para conseguir una adherencia al ejercicio.
Frecuencia: Para mejorar la sensibilidad a la insulina y el control glucémico la frecuencia de la práctica deportiva debe estar por lo menos en 3 sesiones semanales ya que el ejercicio aumenta la sensibilidad a la insulina, pero este efecto no dura más de 3 días, por lo que no se aconseja dejar pasar más de 2 días entre una sesión y otra; y preferiblemente de 5 a 7 sesiones por semana.
Progresión: La tasa de progresión dependerá fundamentalmente de las características físicas del paciente, de la medicación y de los objetivos que nos planteemos. En pacientes que se inician en el entrenamiento convendrá realizar sesiones de 10-15 minutos y aplicar progresiones primero en la duración de las sesiones y posteriormente en la intensidad.
PRECAUCIONES Y RECOMENDACIONES
Una recomendación obligada, tanto para los diabéticos como para las personas no diabéticas, es incorporar al ejercicio específico un adecuado protocolo de calentamiento y enfriamiento (5-10 minutos), para la prevención de arritmias cardíacas y para la adecuación metabólica, el tiempo suficiente para que el cuerpo se adapte al ejercicio.
Después del ejercicio existe riesgo de hipoglucemia durante 24 horas por lo que en ese tiempo es aconsejable realizar frecuentes pruebas del nivel de glucemia y consumir un aporte extra de energía.
Por último, también destacar que una hidratación adecuada es importante, antes, durante y después del ejercicio, dado el impacto adverso de la deshidratación en la glucemia y la función cardiovascular.
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Borja Sánchez Rodríguez
Fisioterapeuta
Nº colegiado: 12760